EL CÓDIGO
HIPOCRITATICO
La primera
vez que lo vi a Alejandro fue en una oficina en el séptimo piso de una de las
instituciones más importantes de la región. Tenía la pinta de un ejecutivo en
sus primeras batallas. Los lentes orgánicos. Los pantalones de tela. La camisa
y la corbata. Algo no calzaba en su personalidad. Era evidente. Su amabilidad. Sus
ganas de caerle bien a todo el mundo. No hacía mucho esfuerzo. De hecho, nunca
le pregunté cómo había llegado allí.
Años
después lo veo sentado a la entrada del set de televisión. Tuitea o facebookea
algo. Siempre está atento a las redes.
Ya no trabaja en el séptimo piso de las torres empresariales. Es músico.
Es cantante de su propia agrupación y, está a punto de presentar un tema que
escribió e interpreta como nadie más puede hacerlo. El es Alejandro Apodaca. De
Villamontes para el mundo diría él. No sé exactamente en qué tono, pero me
imagino que puede llegar muy lejos. Siempre se lo he dicho. Desde esa vez que
lo vi subido en el escenario cantando como telonero de calle 13, robándose el
show y marcando una tónica que ningún artista local tiene.
Tiene 28
años, o tiene menos, parece que tiene menos, pero lo que propone lo hace ver un
tipo serio, comprometido con lo que hace y con lo que piensa. No es político ni
anarquista. Es de la forma como yo lo veo. Después de esa foto que se me quedó
en la cabeza de ejecutivo joven aprovechando cada apretón de mano para escalar;
a esta estampa de hip hopero o algo parecido. Tiene su estilo. Su look negro. Su
gorra torcida. Sus ojos anclados en el escenario.
Toma el micrófono.
Entra al estudio. Habla sobre su proyecto. Canta su canción. Explota la
consola. Canta diferente y nadie le puede negar que cuando llega al clímax de
la canción es difícil no entender de qué habla. Al principio no entiende que es
lo que pasa, pero luego se da cuenta que está apretando la atención de todos. Es
el cantante de Doble A interpretando Hipocritático. Un tema de su autoría.
Habla sobre lo mal que está el sistema de salud. Su campaña denominada “Me
enferma” trata de concienciar a la gente para que tome las armas de la voluntad
y comience a exigir su derecho a una mejor ley, a una mejor atención, a no
morir en los quirófanos por negligencia o en las salas de emergencia por mala
atención. Es el dolor que todos vemos cada vez que salen en las noticias las
victimas de este flagelo. Muchos han sido parte de este proceso infeccioso. Es una
herida que tenemos todos y que no sabemos cuándo empieza la putrefacción.
Termina la
entrevista. Se baja del set. Mandan al corte y excitado o exaltado baja
bronceado por las luces calientes de la televisión. Es exposición a full de lo que
piensa y como lo expresa es como una ametralladora botando con humo las balas,
mil por segundo, agujereando los sentidos y temiendo que el mensaje pueda
desangrar a más de una víctima negligente de sus ataques metafóricos. No es
cinismo. No es comunismo. Socialismo o algunos de estos últimos istmos que
hemos vivido. Es lo más parecido a una protesta ciudadana de boca de uno de los
artistas que está por despegar hacia otros universos.
Agarro la
cámara. Trato de documentar todos sus gestos. Se acerca al lente. Sabe que ahí
detrás de ese foco puede llegar a miles de personas y lo hace porque lo lleva
en el espíritu comunicarse con todo lo que es él. El Hipocritático que
todos tenemos. El juramento hipocrático no es nada. Es el otro el que vale. El de
la conciencia. El que busca que todo se pueda hacer de una mejor manera. Al
menos Alejandro lo intenta. Ahí, bien por él. Y por todos los que podamos hacer
lo mismo.
El
Hipocritático lo podés encontrar en su cuenta de Facebook o youtube y es fácil
dar con él. Seguilo.
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