domingo, 27 de agosto de 2017

TORCIENDO EL DESTINO



Todo se reduce acerca de tener la razón.

La certeza es parte de la razón. Encontrar razones es una tarea que involucra sinceramiento, honestidad, paciencia para encontrar las formas donde la razón reside.

Estoy seguro que el pueblo boliviano busca razones para seguir votando a Evo Morales, pero también encuentra razones para no permitir que siga al frente del país. Es una cuestión de sumar cuánta razón lo convierte en próximo presidente o no.

Pero las cuentas no están muy claras. Tenemos que sumar millones para encontrar una sola razón para mandar la candidatura del presidente al tacho de basura.

Por ejemplo, los millones de bolivianos que se perdieron en el fondo indígena, la represión en Chaparina, las acusaciones de tráfico de influencia.

Pero encontrar razones para continuar apoyando a un hombre que tuvo la mejor década económica de la historia boliviana, le da muchos créditos que tal vez no deban acreditárselos a él. Seamos sinceros  y contemos cuantas razones tenemos para seguir apoyando a alguien. Y tiene que ir más allá de su género, clase y posición étnica.

Debemos encontrar un punto medio donde lo que importe en realidad sea las sumas y restas que realizamos cuando estamos frente a la posibilidad de elegir nuevos mandatarios.

Por supuesto que estamos hablando de las elecciones de 2025, ya que para estas próximas  elecciones (2019), los únicos que van a poder lanzarse a competir por la presidencia son tres hombres que ya saben de los sabores de la administración pública: Carlos Mesa, Tuto Quiroga, Samuel Doria Medina.
De otra manera, si ocurre lo que todos temen, la posible candidatura del presidente Evo Morales, estaríamos hablando de una sin razón. De una falta de respeto al voto del ciudadano, del boliviano que ya decidió en un referéndum que no se postule otra vez porque es anticonstitucional, y aunque nadie lo entienda de esta manera, el pueblo boliviano respeta mucho su palabra, cuando no la respetan la de ellos, toman las calles, pero lo que es peor, toman en sus mentes el maltrato como algo inhumano y detestable.  Algo que no garantiza una postulación ni para el 2020 o 2025 o cualquier otra postulación. La gente sabe que en Bolivia las dictaduras se acabaron hace mucho tiempo y parte de nuestra historia ha demostrado que los hombres y mujeres de este pueblo no se dejan timar y salir impune de tan falta grave.

Pero si saben negociar, no el honor ni la  dignidad, pero si las oportunidades que se presentan cuando todavía es posible tener oportunidades, y eso se respeta. Tener oportunidades no es lo mismo que dictaminar que el determinismo es parte de sus decisiones. Somos un pueblo católico, cristiano, creyente y los dogmas de izquierda, ultra, de derecha o izquierda, no representan nada, cuando el hambre aprieta.

El ciudadano boliviano sabe que el poder corrompe, que el dinero es un vicio, que vale más la dignidad o la riqueza del orgullo propio, que una manipulación del destino.