Hay que denunciar que hay niños
en las rotondas pidiendo quintos, imitando a los malabaristas, limpiando
parabrisas de los autos. Hay que denunciar que la gente los mira, les alcanza
un boliviano, les dan por lástima, por dolor ajeno, por sentimiento de culpa,
por lo que sea que fuere. Pero no está bien.
Hay que denunciar que hay niños
que andan solos por la calle, subiendo a micros cuando los choferes les da la
gana de recogerlos, sin padre y sin madre, de cuatro a seis años, con la carita
triste, acordándose de jugar cuando se olvidan que están en la calle, viven sin
miedo, sin comida, sin cuidado.
Hay que denunciar que hay niños
que impulsados por adultos, andan con un tarrito de clefa en su nariz, oliendo
la muerte, escapando del hambre, de la realidad. Que hay niños que no tienen
tiempo para vivir, ya están en plena juventud, adolescencia, inhalando droga,
son niños no hombres adultos que se perdieron por los vicios, ni siquiera
empezaron el kinder, ni el colegio, pero ya están ahí, mirándole a los ojos a
la sociedad que pasa en los autos, indiferente.
Hay que denunciar que en la
cárcel también viven niños, están con sus padres que cumplen con una pena
o varias por robo, asalto, asesinato; que hay niños, niñas que son víctimas de
violaciones, de sus padres, los amigos de sus padres, de todos.
Hay que denunciar que en los
presupuestos los niños son los últimos en ser tomados en cuenta, que son los invisibles,
los que no existen en el sistema hasta que delinquen porque en la calle no se
aprende otra cosa más que robar y matar.
Hay que denunciar que estamos
dormidos, con instituciones edificadas de espaldas a los más indefensos, más
pobres, más necesitados.
Tenemos que denunciarnos a
nosotros mismos, a los que no hacemos nada más que pensar que por suerte no
somos esa figurita en el asfalto esperando que cambie el semáforo a verde. Hay que denunciar la indiferencia de la gente,
a la ausencia de los padres, a la dejadez de los gobernantes de turno.
El
representante del Defensor del Pueblo en Santa Cruz, Hernán Cabrera, confirmó
la presencia de menores de edad -300 - en la cárcel, situación que es irregular
toda vez que las leyes prohíben que los hijos de internos convivan en este
lugar.
Cabrera
resaltó que “se deben hacer esfuerzos para el cumplimiento de lo que establece
la Ley de Ejecución Penal y Supervisión y la Ley 548, del Código del Niño, Niña
y Adolescente, que señala que: Queda terminantemente prohibido la permanencia
de niños, niñas y adolescentes en el Centro de Rehabilitación Santa Cruz.
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