viernes, 10 de febrero de 2017

QUE SE LLAMA JOAQUIN SABINA

«Más raro fue aquel verano, que no paró de nevar»

Canta Joaquín Sabina. Lo escucho en spotify, mientras reviso en SnapChat, las locuras de Alejandro Apodaca, que acaba de lanzar un nuevo tema denominado «Churrasco» que también está en spotify.
Joaquin también lo hizo, yo lo supe por Twitter, en un enlace de un portal español, compartían el video, donde confesaba: «Lo niego todo»

Yo también lo niego todo, me dije. Me niego a creer que pasaron más de 20 años, desde que lo descubrí en la casetera del minicomponente de mi hermano mayor, dando vueltas una y otra vez, la «del pirata cojo con pata de palo».

Desde ese día, lo confieso, que me volví un «Sabinero», que cantaba sus canciones de memoria, y hasta pensaba que lo que decía en el bar, era tan cierto como la de las medias negras, en un paso cebra.

Me creí todo, y me niego a pensar que a Sabina le entró la edad. Que aunque nunca pensó pasar del vinilo, yo lo busco en YouTube y, su obra entera me aparece. Hasta una entrevista con Arturo Pérez-Reverte, que de deliciosa y de innegable calidad intelectual, la puse en mi playlist y le di me gusta, la compartí en facebook y la comenté en Twitter.

Que alegría volverte a escuchar, me dije. Recordé sus anécdotas de su libro, del abuelo maricón y de sus cuarenta y diez, que ya le suman una más, una década más de escuchar esa voz ronca, que ronronea la poesía y la crónica, que deleita  con verdades intermedias, que envenena y salva a la vez.
Los viejos cassette, que cuidaba con esmero, se quedaron en el recuerdo, dando vuelta toda la noche, escuchando « y nos dieron las diez».

Para vos Sabina, que volviste a los escenario, amplificado por las redes sociales, te queda mucho por contar. Porque quien mejor que vos, para contarnos historias en 140 caracteres. Quien mejor que vos para documentar la historia de amor del siglo, los fraudes más grandes del pensamiento, y las mentiras piadosas de las esposas.

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