Y qué tal si uno de estos días, nos despertamos con una fiebre en las espaldas, tosiendo bacterias, aniquilando el tiempo.
En Santa Cruz hay alrededor de 50 personas que mueren diariamente por otras causas que no son las del Coronavirus. De solo pensar que en cuatro meses morirán cerca de 4000 personas por el síndrome respiratorio agudo, me pone a pensar que pudo haber sido peor.
El 80% de la población boliviana vive del comercio informal. Pasando de mano en mano quintos de 1 boliviano, billetes de 10, 50, 100 y hasta 200 bolivianos. Que las caseras que nos venden las papas, tomates, lechugas agarran toda la informalidad del mundo y bacterias en sus manos arrugadas y cansadas. ¿Sabías que el aislamiento crea depresión e irritabilidad?, conversar cinco minutos con "la casera" traerá 600 segundos de placer social. El conversar con un desconocido aunque sean cinco líneas llenas de comas que no son más que la lista de compras puestas en un pedazo de papel, te hace entender que la necesidad de los humanos va más allá de esos quintos y pesos monetarios. El aislamiento provoca "hambre" de contacto personal, la soledad activa los mismos mecanismos que la falta de comida, según recita un estudio del MIT.
Esta cuarentena reivindica el tiempo con la familia. La crisis del Coronavirus ha transformado nuestra visión sobre lo que es más importante. Y lo más importante en este momento para mi es la familia: hombre cuarentón, casado y con dos hijos en edad escolar, no tengo otra chance de creerme algo más que un buen padre de familia. Salgo a buscar los víveres, saco las cuentas y las escondo, vivo del día a día y de los cheques sin cobrar. Tengo miedo de ser portador del virus sin siquiera saberlo. Ya me hice el test del vinagre y el vinagre estaba pasado y no era de manzana, me asusté un poco porque no sentía nada, hasta que el olor de la basura acumulada en la cocina me volvió a la realidad.
No sé si necesito tanto el contacto social, siempre he sido una especie de ermitaño, me encierro en mi estudio (cuarto de mi hijo menor, tomado como bunker central de mis trabajos home office) y hago todo lo que esté a mi alcance sentado hasta que el sueño me venza. ¿Qué pasa cuando a una persona le mutilan un brazo? ¿Cuál es la diferencia entre una mutilación inferior o una pierna?, "la resistencia que te amputen una mano parece que son mayores porque la mano tiene capacidad gestual y es como que te amputen el rostro, es como si te condenaran a vivir con una máscara y parece ser que la gente se resiste menos a que le corten una pierna", dice Leila Guerriero en una conferencia subida en Youtube, en la que me enganché mientras escribía mis apuntes sobre el covid-19. El distanciamiento social tiene de alguna manera un parecido a ese concepto de mutilación y necesidad de: contacto, trabajo, enredo diario, tráfico, bocinazo, abrazo, besos, relación, transacción.
Cuando el virus entra al cuerpo humano, al torrente sanguíneo y se instala en los pulmones, los Linfocitos T, también conocidos como células T, desempeñan un papel central en la identificación y eliminación del invasor extraño en el cuerpo. capturan la célula infectada por el agresor, perforan su membrana y le inyecta químicos tóxicos en la célula. Estos productos químicos luego matan tanto al virus como a las células infectadas y la hacen pedazos. Son nuestras defensoras, héroes del cuerpo inmunológico del ser humano. Sin ellas no podríamos vivir; para sorpresa de los científicos, con el coronavirus, las células "T" se convierten en rehén del virus, desactivando todas sus funciones para proteger a los humanos. Es una guerra, sobre todo en pacientes que tienen enfermedades de base, desencadenando tormentas de Citoquinas, donde el sistema inmune reacciona de forma exagerada y ataca a las células sanas.
"El virus de Wuhan", como lo ha denominado algunas veces Donald Trump mediante su Twitter, puede existir durante semanas en un paciente, en otros no, entra y sale sin causar daño. Es el famoso asintomático, que también puede ser un falso negativo, que puede pasar de ser sospechoso a liberado por no presentar ningún síntoma y, enviado a su casa con el riesgo de contagiar a alguien más.
Mi hijo tiene siete años, vive de la sala de juegos que es el cuarto de su hermano mayor, a la galería donde están los perros: Chacha y Balú perritos adoptados de dos años de edad, son sus compañeros de consuelo cuando se siente demasiado aburrido: acariciarlos y decirles que los ama, de cierta manera lo tranquiliza, hasta que la tos le comienza a crear un sonido raro en su pecho, nos preocupamos y no sabemos como interpretarlo. Es un síndrome respiratorio, pensamos con mi esposa y no es la primera vez que lo tiene, de hecho, el año pasado por estas mismas fechas, le desató la fiebre y por sugerencia de su pediatra quedó internado por dos días. Luego que los exámenes clínicos determinarán su alta, volvimos a las pocas horas con fiebre nuevamente, y para nuestra sorpresa, el médico que lo atendió en emergencias de la Clínica Foianini a sugerencia de su pediatra vía telefónica le hizo la prueba de la influenza, el hisopado para la H1N1 dando positivo. A las 16 o 24 horas siguientes, dio positivo. Nos habíamos olvidado poner las vacunas contra la influenza y ya era demasiado tarde. El Tamiflu fue lo primero que nos recetaron e iniciamos tratamiento, hoy 300 días después, otra vez lo amenaza la tos con un pitido al final de cada aspiración, dos noches desvelados, aumentó la frecuencia de la tos, lo cual nos obligó a llevarlo hasta la clínica, aunque la cuarentena aparentemente nos prohibía andar en vehículos por la calle, nos arriesgamos a sufrir un arresto.
Salimos a las 9 de la mañana, llegamos a la clínica a las 10:00 am, mucha gente en las calles, el día anterior hubo movimiento sísmico en Santa Cruz, algunos amigos que viven en las Torres San Francisco escriben en sus muros de facebook, ¿alguien más sintió el temblor? Terremotos y volcanes en erupción, se me vienen a la cabeza los Tweets que leí una noche antes: "Gente, ese volcán se llama Anak Krakatau (traducido
del idioma indonesio como Hijo del Krakatoa) y es uno de los volcanes más
activos del mundo, lleva haciendo erupción desde 1927. No es ni la primera ni
la última vez que hace erupción", me tranquilizo. El virus sigue como huésped no invitado, reside en los cuerpos de los grupos de riesgo y utiliza a los más sanos para transportarse. "Hoy Matías tiene Bronquitis" escribo en mi cuaderno de apuntes, con fecha y seña como lo vengo haciendo varios años en el Vlog.
La tos disminuyó con el tratamiento de siempre, dos puff cada 4 horas y su pecho se calma. Escucho atento lo que dice el ex Ministro de Salud, Aníbal Cruz, en una entrevista colgada en youtube realizada por el periodista español Alejandro Entrambasaguas: "La curva de ascenso se está controlando, sin embargo calculo 900 pacientes para los próximos siete días". El nuevo Ministro de Salud, Marcelo Navajas, asegura que "las pruebas se deben hacer en pacientes sospechosos y en pacientes sintomáticos". Si quisiera hacer la prueba de manera independiente me costaría Bs.- 1000 y si necesito algún medicamento en caso de que sea positivo, han comprado Hidroxicloroquina.
"Quitamos los aranceles a la importación de los insumos médicos y materiales para enfrentar la pandemia. Ya recibimos el primer cargamento de Hidroxicloroquina para elaborar un millón de comprimidos para combatir el Coronavirus" escribe en su cuenta de twitter la presidenta Jeanine Añez.
La Hidroxicloroquina, tiene la capacidad de disminuir la producción de Citoquinas, esa tormenta que atormenta a los médicos cuando los pacientes pasan a terapia intensiva y necesitan ventiladores mecánicos. En su mecanismo de acción, el medicamento interfiere en la cascada de activación de los linfocitos T. "Estamos frenando que la epidemia no se dispare" dice el Doctor Oscar Urenda con un raro optimismo pesimista como para que la población ni siga displicente ni se alarme, "lo que los ciudadanos están haciendo está dando resultado".
Quedarse en casa, lidiar con el aislamiento, mirar una que otra serie o película en Netflix, recibir un bono del Estado, se está convirtiendo en una extraña sensación de bienestar. No hacer nada, puede ser contraproducente, en este mundo que parecía que si no estabas en todos lados, no hacías nada.
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