Ayer tomé 1 taza
de café, 2 tarros de red bull, medio litro de agua y manejé durante 45 minutos
por la ciudad de norte a sur, de este a oeste, para darme cuenta que todavía
nos falta mucho como sociedad.
Revisé mil veces
mi celular, me agregué a un nuevo grupo de noticias donde me pasaron dos malas
y una buena. La primera mala decía que se había muerto un compañero de trabajo,
la segunda que otra colega estaba al 50% de su capacidad respiratoria. La única
buena era un espejismo. Decía algo así como que ya llegaban las vacunas.
De todas
maneras, eso de ir por la ciudad derramando lágrimas mientras manejo se ha
vuelto muy recurrente. La gente ya no tiene lástima por ellas, ahora sale y
corre por las calles, sabrá Dios para que lo hacen. En números, hay más de 100
mil personas sin trabajo deambulando por estas aceras, buscando trabajo donde
no existe.
Los que están
saturados de trabajo son los médicos. Había seis reinfectados en sala de espera
luego de que hayan vuelto a sus terapias intensivas. Ya estaban vacunados y sin
embargo se volvieron a enfermar, hablo de los médicos. No tiene nada de normal
pensando que la gente que cree en las vacunas, lo hace para que tenga la
sensación de salvarse. Es la referencia: la primera vacuna te dio solo un 35%
de protección de inmunidad, con anticuerpos fabricados en un laboratorio. Eso
es mentira, tenía que haber sido 65; y ya la gente se siente decepcionada.
Eso debería
declararse como un mal endémico. La gente se decepciona por todo y por nada.
Sobre todo, por los políticos, por las grandes corporaciones que solo ven
números que se transforman en dinero, no ven personas haciendo filas. Ven
cifras con asteriscos o símbolos de monedas extranjeras. Habría que crear un “día
del Decepcionado”, para recordar que no debemos decepcionarnos de las cosas que
ya sabemos que pueden pasar y, deberíamos ser más auténticos, como los robots o
bots que manejan las redes sociales y las nuevas machine learning. Deberíamos
aprender de ellos o ellas, si es que tiene género, como la robot sophia, que
tiene una cara de pelotuda, pero que en un abrir y cerrar de ojos ya calculó
las mil maneras de cómo puedes morir en los próximos 10 años. Y nada de
sorprenderse que dentro de una de sus opciones sea la de ella “pensando” en
aniquilar a la humanidad; ¿razones? Se preguntará: por “pelotuda” se responderá.
En fin. Lo
cierto es que, dentro de las probabilidades de que nos sintamos decepcionados
por algo, está la de quedar inmunizado para siempre, y es algo que no va a
suceder, como que los teléfonos celulares duren para siempre. Es como los
cuerpos de los seres humanos. No duramos para siempre, por eso existen los ataúdes,
los sepelios, los cementerios. El cielo y el infierno. No somos en cuerpo carne
y hueso para siempre, y eso debemos saber reconocer, para no vivir atribulados
de que es lo que va a pasar. Ya sabemos que es lo que va a pasar. Supongo eso
es lo que dicen los políticos cuando son elegidos. Los únicos que no se
decepcionan son ellos, porque ellos saben que nos van a fallar. No hay político
que no entienda que su función en el curul es decepcionar. Porque están hechos
a la medida de un grupo de personas con intereses. Juran que los pone el
pueblo. Desde que existe la publicidad o propaganda política, gana el que más
gasta en cambiar la forma de pensar de la gente. El que invierte más en hacer
pensar a la gente que ellos son la mejor opción. Siempre ha sido así.
Entre otras
cosas, cabe destacar: ya tenemos Miss Universo, una mexicana metro noventa
salió elegida. Hamas sigue atacando a Israel o viceversa. Donald Trump se
prepara para volver. Evo sigue siendo un maleante vestido de político manejando
una tropa de hienas que se ríen cuando convulsionan al país. Murió Pablo
Calucho, periodista Somos Todos, que demostró mucho valor al enfrentarse a las
estructuras típicas de los medios periodísticos y, forjó una marca personal en
base a su gallardía y enamoró a un público que lo seguía y que lamenta su
muerte. Su corazón colapsó a las nueve de la mañana de ayer, su esposa Noelia
Echalar lo despidió con el corazón roto y muchos de nosotros que pudimos alguna
vez conversar con él, lamentamos su partida.
Hay otros datos que
están saliendo a la luz, como por ejemplo: la ciudad que están construyendo a
espaldas de Santa Cruz, esa que llaman la Nueva, cerca del aeropuerto, se
asoció con un grupo financiero que según los tuiteros, forman parte de un grupo
grande de políticos de blue, que están lavando sus penas en un conglomerado que
lo único que busca es hacer un paralelo de esta ciudad matando los bosques y
alimentando la esperanza de la gente pobre de este país, haciéndolos creer que
van a construir una ciudad inteligente.
Eso es todo por
hoy, me pasé de las 750 palabras prometidas por día, espero no se indigesten si
llegan a leer esto.
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