Para ser denominado PYME en Bolivia y poder acceder a financiamiento por medio de la Bolsa Boliviana de Valores,
explicaba Don fausto a Carmelo,
empresario primerizo que quería hacer crecer su empresa, debes tener
por lo menos 5 empleados vigentes, además ventas anuales con valor promedio de
3/4 partes de cien mil dólares, es decir, que si logras obtener un patrimonio
neto de medio millón de bolivianos podrás acceder a financiamiento más barato
que el que otorga el sistema financiero tradicional como son los bancos y las
cooperativas.
Carmelo, ante la incertidumbre de
pasarse a formar parte del gran ejercito de trabajadores del Estado y dejar su
pequeña empresa productora de souvenirs y materiales de publicidad, pensó en
continuar la lucha a tientas en un mundo que cada vez exige mayor capacidad y competencia.
Su esposa, Asunta le expresaba su temor de ser parte de algo que él no tenía
costumbre de hacer. ¿ De dónde vas a sacar tanta plata? le decía, quieres hacer
un tinglado, quieres construir para meter más personal, ¿de dónde vas a sacar
todo ese mobiliario? le exigía saber.
En Bolivia, el ser informal es
parte de la cultura económica. Los comerciantes de todo y de nada viven en las
calles vendiendo productos hechos a mano o importados generalmente de China.
Los más avezados y que viven de sus capacidades de ofrecer un servicio a partir
de sus conocimientos y proezas, generan su propio empleo y ganancia, ofreciendo
desde la función de albañil, plomero, electricista, hasta técnico de toda la
línea blanca y negra que entra al país por las aduanas y por las fronteras
ilegalmente.
El préstamo que necesita Carmelo,
explicaba Don Fausto, hombre cauto con los números y las letras de cambio, era
necesario para el crecimiento de su empresa, sus equipos estaban obsoletos,
necesitaba nuevas máquinas impresoras, otras computadoras con software
actualizados y una estructura organizativa fuerte con un departamento contable y terminar
la formalización del negocio. La mayor parte de sus ingresos
se van en el pago a sus trabajadores y de los impuestos, ya que al ser una
empresa de servicios, el crédito fiscal
no es suficiente para paliar el pago a la Dirección General de ImpuestosInternos.
Los gastos administrativos tales
como el pago de las Administradoras de Fondos de Pensiones y de las Cajas deseguro social, se convierten en impuestos indirectos, y los costos operativos
se comen sus utilidades a fin de año, sin contar el 25 % que el Estado se lleva
después de cargos fiscales directos e
indirectos.
Carmelo había logrado forjar un
grupo de clientes fieles a su eficacia y eficiencia, siendo preferido por su
capacidad de cubrir las solicitudes de compras en el menor tiempo posible y con
acertado trato al cliente. Eso era lo que le daba ventaja, el trato casi
personalizado por su servicio, ya que no contaba con una cartera de clientes grande que haga crecer sus ingresos. Sus facturaciones aunque eran pocas, generaban
una renta poco variable y daba sostenibilidad.
Según el Instituto Nacional deEstadística, más del 90 % de las empresas en Bolivia son Micro, pequeña o
medianas, eso quiere decir, que ese trabajo hormiga que realizan la mayor parte
de la población económica activa, son
los que mueven el circulante día a día, convirtiéndose en las articulaciones
por donde transitan la sangre y el aire monetario que se convierten en la
liquidez de las grandes empresas.
Carmelo, que dejó de ser empleado
desde el 2009, y ganar ni la cuarta parte de lo que genera como independiente,
piensa y sueña, con generar más empleo y así dar oportunidades a otras personas
que como él, primero pasaron por las filas de los asalariados y luego micro
empresario. Pocos son los que piensan y se animan a dejar su puesto fijo en un
trabajo mediocre, para lograr crear unidades económicas y arriesgar su fuente
de ingresos y patrimonio. Son días sin horario de entrada y salida, sin días
feriados o vacaciones, sin aguinaldos ni bono.