Los Fantasmas de la Democracia en Bolivia

 Es difícil decir que hay Democracia en Bolivia, hasta que se demuestre lo contrario.

En Bolivia la Democracia es un uso del término en desuso. Es una postura inocente de creer que vivimos en eso, lo que llamamos democracia. Es una rutina de ir a votar, es un convencimiento de lo que un día fue la libertad de pensar y decidir los destinos del país. En pocas palabras, la democracia muchas veces es "una mentira". Los más apegados a los términos que usa la ley seguro se rasgarán las vestiduras aduciendo que la democracia está vigente porque su definición la explica como tal:

 La democracia es uno de los valores y principios básicos universales e indivisibles de las Naciones Unidas. Se basa en la voluntad libremente expresada por el pueblo y está estrechamente vinculada al imperio de la ley y al ejercicio de los derechos humanos y las libertades fundamentales.

Seguro dirán, que tenemos libertad de opinión y libertades económicas. De libre tránsito y de ejercer nuestro derecho al voto, pero; es una falacia. Desmedida razón que invoca al pensamiento creer que lo que siente el corazón y el espíritu es lo  correcto; a lo que el raciocinio define como miedo a ejercer el derecho a votar en un sistema que está corrupto. En las dos últimas elecciones en Bolivia se descubrió que el político de moda metió mano al sistema electoral y cambió los votos que no les favorecía por votos que lo hacían autoelegirse.  Evo Morales cometió fraude, él y su partido el MAS y hoy están nuevamente en el poder. Se llama democracia hoy en día en la capacidad de hacer fraude en Democracia y salir ileso de eso. 

Evo Morales no está preso, su partido pudo participar en otra elección, con el conocimiento de parte de todos los bolivianos de que hubo fraude. Si a eso le llaman democracia, pues, prefiero no vivir en democracia. Por eso, antes que me dicten la ley de fuga y, me disparen por la espalda como ciudadano en uso de mis facultades, desisto de vivir en una sociedad que se autoflagela.

Los políticos han llegado hasta el máximo de la idiotez, han triunfado en la búsqueda de tergiversar todos los conceptos democráticos y lo han puesto a favor de sus favores políticos. Han ignorado la voluntad del pueblo, con el mundo de testigo, con observadores internacionales que han visto y comprobado que existió fraude y dolo de parte de una cúpula política y corrupta. Aún así, con todas esas pruebas, esperan que creamos que vivimos en democracia.