La presidente Jeanine Añez acaba de anunciar. La cuarentena es una realidad que no la teníamos en los planes. Ni siquiera Ramsés la había visto en sus cartas.
Bolivia y el mundo vive una inédita Pandemia
Se restringe la libre circulación de las personas por motivos de seguridad sanitaria
Presidenta Añez anuncia Cuarentena por 14 días en Bolivia |
Pareciera que el mundo se haya vuelto una película de ficción. Asistimos a uno de los momentos de la humanidad más increíbles. Podría ser porque nos toca vivirla, tal vez en 100 años este evento simplemente vaya a ser una anécdota para los historiadores. Pero si no la contamos en primera persona, tal vez dejemos que otros la cuenten por nosotros y para más yapa, la cuenten mal.
Trabajo desde casa desde hace más de tres años, así que esto de hacer home office como lo llaman los que trabajan en oficina no es algo nuevo. Lo terrible para mi, y para un montón de gente que vive de los cheques emitidos con retrasos mensuales ahora no saldrán tampoco hasta nuevo aviso. Trabajar con medios de comunicación ya pasó de moda, hoy todos son un medio andando de comunicación, todos son agencias y todos son productores de contenidos. Si en los noventas decían que el medio se prostituyó, hoy día podríamos decir que es una Sodoma y Gomorra del periodismo comunicacional, del publicista de portatil y dron.
Más allá de eso, de toda esa estructura que nos envuelve a todos, las del trabajo para subsistir, existe otra, la de si vamos a salir vivos de esta. Es un poco exagerada la propuesta pero como van las cosas, una crisis más y nos metemos solitos al pozo.
Después de ver a la presidenta Añez en las escalinatas del palacio de gobierno leyendo las disposiciones al país, cuarentena por 14 días y otras cosas más, sentí que esto poco a poco se nos está escapando de las manos, todas las oportunidades conseguidas, el patrimonio endeudado, los días de retraso absoluto, la miseria en la que van a vivir otros en peores condiciones que las mías.
Si bien parece que las cosas van bien, este virus nos tira una estocada certera en nuestra economía. No tenemos porque mentirnos o tratar de disfrazar de positivismos instagrameros que de nada nos va a servir, y trataremos de afrontar las cosas tal como son.
En mi caso, la venta de la casa es inminente, no podremos soportar la carga financiera que representa el crédito ante la disminución de los ingresos por falta de trabajo. El marco es ese y es difícil cambiarlo. Por más bono que tire a la calle la señora presidenta.
Vale decir que hay que respetar a los muertos de los cuales nadie se hace responsable. Vale destacar la labor de los médicos que con el miedo en sus cabezas afrontan las crisis como soldados mandados al frente de batalla a morir o morir.
Cae Wall Street, caen las bolsas en el mundo, caen los cuerpos de los infectados en bolsas negras a ataúdes vacíos para ser cremados. Tan loco se puso el mundo que se ríen a dientes sonrientes cuando dicen que la polución ha disminuido. Estamos volviéndonos locos cuando reglamentamos leyes que dicen que van a meter presos a enfermos de coronavirus porque fueron negligentes e infectaron a otros.
Es normal la histeria, la locura pública, la incredulidad de la gente que se pasea por las calles, por las playas, por los mercados buscando papel higiénico. Todos sabemos que esto anda mal y no nos queremos mirar a la cara por venguenza propia sabiendo que la culpa es de otro. Nos queremos abrazar, saludar efusivamente como siempre lo hemos hecho y hoy no podemos. Nos queremos vanagloriar de los capaces que somos de mejorar pero hoy nos miramos a los ojos con miedo de que descubran de que tenemos miedo.
Hoy el coronavirus nos está demostrando que somos débiles, aunque nos creamos poderosos. Nos está desafiando nuestra convivencia comunitaria y nos está sometiendo a un estrés del cual siempre hemos zafado cuando no nos toca directamente. Hoy la vida se siente amenazada y con grandes riesgos de perder a un ser querido como ha sucedido ya en muchos lugares. Hoy nos toca luchar contra un enemigo invisible, fastidioso, que entra a nuestro cuerpo y nos golpea los pulmones por dentro.
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