El tiempo pasa y es lineal, nunca se termina aunque la gente
diga que se acabó el tiempo.
Es imposible porque lo único que
se acaba es lo que dejamos de hacer, pero sin embargo sigue continuando
inexorablemente. O lo peor de todo es que creamos que aunque tengamos tanta
tecnología a nuestro alcance no sepamos distribuir nuestro tiempo y, al
contrario lo malgastamos pensando que estamos viviendo en un caos completo.
Es cierto, la tecnología nos
cambió la vida, en absoluto, todo dejó de ser igual desde que entraron estos
instrumentos de las redes sociales. Los smartphone, los tablets, las
computadoras: pc, portatil, etc. Hoy Isra García nos dio el mejor ejemplo de cómo
podemos aprovechar todo eso que tenemos a mano: twitter, facebook, blogs,
pinterest, etc. por qué no hacerlo, si están ahí, además es inevitable su uso
porque es necesario tenerlos a mano, a diferencia de Isra, que está en pleno desafío para dejar el teléfono inteligente por un tiempo; comenzar el día sin estar pendiente de eso, hoy día, es casi imposible.
En la película, Birdman, lo explica de manera extraordinaria, la hija del protagonista, ver video (Emma Stone) cuando le dice que es un renegado de ellos, de que no cree en estas tecnologías que sirven para viralizar un momento y que eso significa tener poder. Mi hijo de 2 años, no puede despegarse de mi celular sin entrar a youtube y ver su serie favorita Capitán América, los grupos del what´s app que comentan todo mediante ese artificio de la comunicación instantánea, la locura por los memes a cada minuto dando vueltas por los celulares, la información inmediata recogida por el ciudadano común y corriente denominado periodismo ciudadano grabando policías y falsos policías abusando de la población. todo se ha vuelto viral.
Las empresas están cambiando, los
servicios, los productos, los clientes, los usuarios, los vendedores tienen que
adaptarse a este ritmo de vida que es vertiginoso, el que no le sigue los pasos
queda como pasivo ante semejante revolución, las mismas ideologías pragmáticas
quedan obsoletas ante semejante cambio. La teoría del todo de Stephen Hawking (ver video) nos prepara a esto, aunque la película sea una simple novela del científico más
reconocido en estos momentos. La idea de que Dios no existe hasta que la
tecnología lo compruebe es un absurdo ineludible como lo había planteado
Nietzsche con el superhombre de Así hablaba Zaratustra.
La economía está cambiando, los
países, sus políticas, los wikileaks desangran bits de información delatando
mediante las redes mundiales, una y otra vez dan un batacazo que desnuda lo que
antes pensábamos o ignorábamos que estaba bien o mal. Los medios de
comunicación dejaron de ser puentes que creaban retenes para controlar la
información y así, supuestamente, informar y formar, entretener y quedarse con
el último pantallazo. Hoy los comentarios llenan espacios en las páginas web
donde se dice hasta lo que nunca habíamos pensado que se podía comentar. Los
editoriales pasaron a mano de los que quieren opinar; los informantes pasan
datos al descubierto o encubiertos. ¿Adónde vamos a ir a parar? Pareciera que
no tiene final, por más censura que haya, es una fuerza que desborda como esos
rios después de tanta lluvia.
Lo importante acá, es que está
sucediendo, y no podemos hacer nada más que acompañar la ola, como hacen los
surfistas, que se trepan a las grandes pendientes de agua y aguantan hasta que
los tiran de nuevo al mar profundo de lo que hoy llamamos las redes sociales.
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