Siento que aprietan mi corazón,
Una punzada de nada, no hay
Lanza ni soldado, ni estoy crucificado
Solo escucho la voz de mi hijo,
Que jugando cansado el aliento,
Se aferra a sus zapatos negros grandes,
Para correr de un lado a otro.
Músculo rocoso que expulsa sangre y
bombea amor
El sol calienta la tarde; es absurdo
pensar en un infarto
Cuando tengo mucho por escribir, tanto
por decir.
Aborrecido por mi pensamiento fatídico,
Ilusiono a mi miedo, que solo es un
dolor más
De espanto que de certeza.
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