Qué
difícil es escribir esto encerrado en un esqueleto cargado con sangre y carne. Qué
difícil es definir el fracaso y el cinismo cuando somos parte de esa
definición. El cinismo es: actitud
de la persona que miente con descaro y defiende o practica de forma descarada,
impúdica y deshonesta algo que merece general desaprobación. El fracaso
es un suceso lastimoso, inopinado y funesto.
Entonces de que estamos
hablando cuando decimos que vivimos en la era del cinismo y del fracaso del ser
humano. Vivimos en el siglo XXI, cuando hemos logrado erradicar muchas
enfermedades y sin embargo hemos creado otras. Hemos sido exitosos en muchas áreas
de las ciencias y la tecnología pero estamos agobiados por el fracaso moral de
la existencia humana. En el caso del niño Aylan que se le escapó de las manos
de su padre y cayó en el mar de desolación, de la desesperación, del no me
importa y se convirtió de pronto en la preocupación de todo el mundo. Cómo
entendemos esto.
¿Cómo vivimos con esto? Es
la era del cinismo mezclada con el fracaso absoluto de la humanidad. Hemos
logrado crear mundos maravillosos con la imaginación pero la realidad no se
puede editar. Hemos visto en menos de un segundo como se derrumban nuestros
sueños y de pronto caemos en un terreno árido de la desilusión. No somos
capaces de reaccionar sin antes ver cómo nos laceramos la piel y derramamos
sangre. El mundo llora la muerte del hijo de alguien que pudo haber sido el
nuestro. Nuestros hijos también pueden ser víctimas de ese cinismo que vivimos,
que nos quita el disfraz del éxito. Somos un compilado de fotos de eventos que desgarran
nuestra vida y nos sacan de nuestra zona de confort. Somos parte de ese mundo
cínico que no entiende que el mar también puede tragarse a nuestros hijos y los puede tirar a la orilla del mar,
tumbado de pecho y frio.
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