Escuchar al ministro Luis Arce Catacora hablar sobre la
economía boliviana, es como escuchar una canción bonita en medio del ruido. Al
ministro le gusta escuchar a Ricardo
Arjona, tal vez por ahí se entienda porque ve la economía como la ve. “El
problema no es problema, el problema es que te creo”, dice la canción del
cantante guatemalteco; Arce Catacora dice que no ve problemas en la economía
nacional. Viaja en taxi, como Arjona en “la
historia del Taxi”, en ese mismo taxi que hoy cobra bs 20 por una carrera que
hace 5 años atrás costaba bs 10.
Lo importante es entender que “Quien
diría que el Mink y la mezclilla podrían fundirse algún día, quien diría”,
parafraseando la canción de Ricardo, también seguro se puede entender porqué el crecimiento del PIB es determinante para
decir que todos han crecido en la misma proporción, sin separar el trigo de la
paja; paja mental en realidad son algunas de las canciones del cantante que
dice que “es más difícil que jalarle el pelo a una botella”, en realidad lo difícil
es mezclar a los grandes capitales con los pequeños y creer que ambos crecen o
decrecen igual, que ganan y pierden igual. “jalarle el pelo a una botella”
sería en palabras Arjonianas, pagar dobles aguinaldo sin ni siquiera tener para
el primero, eso sería jalarle el pelo a una botella, sacar de donde no hay para
pagar el precio de la baja productividad.
Debe ser porque al igual que
Arjona el ministro puede decir “te conozco desde el pelo hasta la punta de los
pies” a la función pública, ya que antes de ser ministro era funcionario del
BCB. Tal vez por eso puede decir que la “señora
de las cuatro décadas” era menos feliz
entonces que ahora que bordea los sesenta, comprando en el mercado todo con una
inflación controlada. Todo se ve mejor desde arriba, sin pisar las calles con
barro ni sacarse el sudor de la frente cuando se convierte en barro al traer el
viento la tierra, cuando los que forman
parte del 90% de las empresas están trabajando con su pequeño capital o mediana
empresa, tal vez ahí la “historia del portero” de Arjona, ese asalariado
ganando el salario mínimo nacional, que ve lo que no debe ver ahora tendrá que
ser guardia de seguridad en un barrio del octavo anillo, sin beneficios
sociales ni sueldo básico, mascando su bolo de coca y esperando que los
pandilleros no lo maten, esos pandilleros que son chicos de 14 y 15 años, que
no conocieron a arjorna, - por suerte-, hoy hacen sus propias canciones rimando
también, - a la que te criaste -, no como Ricardo, que lo hace con
premeditación y alevosía, las cosas que ven en sus familias y como la pobreza
les afecta. Ellos tienen plata, pero no son como “los chicos de plástico” que
cuenta el cantante en una de sus canciones, son chicos de barrio que viven entre
el índice de pobreza y de extrema pobreza – o sea: entre el 5to y el 9no
anillo-.
La economía tranquilamente se la
podría explicar con un par de canciones de Arjona, de ese cantante guatemalteco
que tanto gusta al ministro: “me están jodiendo la vida” o “ayúdame freud”
podrían ser cantadas por los empresarios del agro que producen para perder por
el contrabando; o quizá “realmente no estoy tan solo” podría cantar un
empresario de la industria textil, también están los que venden ropa usada.
Al final de cuentas, las olas de
la economía mundial, ahogan a unos cuantos y suben a la cresta a otros: a los
menos endeudados o con economías pequeñas las crisis no afectan en la misma
magnitud que en una economía emergente. “Así de ilógica” es la lógica del
ministro cuando solo ve la macroeconomía y piensa que la demanda interna y las
inversiones públicas nos salvaran para el resto del viaje. Las instituciones
sufren el desgaste de los coletazos económicos, por ahí, “Si el norte fuera el
sur” podríamos reírnos a carcajadas pero ya vemos que no es así, ni ellos que
viven en una crisis permanente desde 2008 logran recuperarse, peor una economía
que levantó cabeza gracias a los precios de las materias primas como la nuestra,
con instituciones extractivistas podrá
continuar la racha que le otorgó el precio del barril de petróleo de $us 100 dólares.
Solo esperemos que como dice el mal llamado “poeta” de América, Arjona, la
reputación de la economía boliviana no termine siendo las primeras seis letras
de esa palabra.
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