lunes, 31 de mayo de 2010

EN EL DIA DE LA MADRE ENCONTRARON A LA NIÑA RAPTADA



El día lunes 24 de Mayo comenzó tan bien y terminó tan mal para la familia Ramirez -Gutierrez que no lo podían creer, su hija recién nacida había desaparecido. La madre dijo que una enfermera la sacó de la habitación de la caja petrolera con la excusa de vacunar a la niña. Pasaron los minutos y la enfermera no volvió con el bebé. Pasaron horas y llegó el mediodía, los noticieros difundían la noticia. 

Angustia. Es la palabra exacta que sentían los padres y mucha gente que sintió que lo que les estaba pasando a ellos también les podía ocurrir. Llegó la noche y la policía movilizada no daba con la raptora. Se hizo un identikit y la madre apenas encontraba consuelo en las palabras de los médicos y de los investigadores que le decían que la iban a encontrar. Era imposible dormir y despertarse sin pensar que le habría ocurrido al bebé. Era el tema que todos hablaban en la ciudad, faltaba poco para festejar a las madres. 

La televisión repetía varias veces la noticia y daba informes detallados de lo sucedido. Se buscaban culpables. El padre visitó casi todos los canales enviando el mensaje de que devuelvan a su niña. Así llegó la noche y de nuevo el día. Las esperanzas se estaban perdiendo. Apareció un video donde una supuesta enfermera cargaba al bebé con ayuda de otras dos personas. Uno de los canales de televisión desmintió el hecho informando que las personas que aparecían en el video eran enfermeras del nosocomio y que se habían identificado. Los demás canales siguieron mostrando las imágenes una y otra vez sin dar más novedades. Pasó el 26 de Mayo entre el movimiento desenfrenado de la gente buscando regalos para las Madres y la desesperanza a cuesta de una familia destrozada. Muchas personas comenzaron a dar sus conclusiones. Se imaginaron una red de delincuentes que habían planeado el rapto de manera prolija que no dejaron huella alguna. Otros aseguraban que la raptora no estaba lejos. La gente se solidarizaba con la familia afectada. La policía parecía que tenía pista de la delincuente. La noche otra vez llegó y sin más información que la conocida desde el Lunes.


"Día de la madre". La ciudad quedó asfixiada. Familias enteras buscaban un lugar donde agasajar a la madre en su día. Los restaurantes estaban llenos. Largas colas en las calles. Bocinazos. Gente estresada. El tráfico parado. Mientras tanto un grupo de élite de la policía se movilizaba por la ciudad de manera diligente. Llegaron al parque urbano, al único condominio que lleva el mismo nombre que el lugar, un edificio de 10 pisos. Era casi el mediodía. Esperaron el tiempo suficiente como para estudiar la situación hasta que decidieron entrar. Interrogaron al guardia que custodiaba la entrada. Se puso nervioso y no supo colaborar con los efectivos policiales. La fiscal Barrientos que acompañaba al grupo policial manejaba información que una mujer, extranjera de nacionalidad colombiana, de 32 años tenía en su poder a una niña recién nacida. Una denuncia de un anónimo habría sido el detonante para que lleguen al lugar. Subieron al piso 7. 

Tocaron la puerta al departamento lado 7B. Nadie respondía. En su interior se encontraba MILENA, colombiana que según declaraciones de uno de los Guardias mantenía una relación con un colombiano vinculado con el narcotráfico. La Bebé también se encontraba en el departamento. Estaba acostada en la cama. Había sido alimentada y cuidada durante las 72 horas de su desaparición. La fiscal advirtió que abran la puerta. La raptora no hizo caso. Agarró el intercomunicador mientras se cambiaba y disfrazaba su falsa operación en la barriga con una faja y llamó al guardia que se encontraba en recepción. La llamada fue interceptada por un efectivo policial. En ese momento ella se dio cuenta que no había otra salida.

 Afuera del departamento se escuchaba el movimiento de cerca 7 personas. Uno de los policías después de haber quitado la chapa de la puerta comenzó a patearla hasta lograr abrirla. Un camarógrafo logró filmar todo. La Red Uno tenía las imágenes que pasaron tantas veces como les alcanzó el tiempo. La noticia fue como un reguero de pólvora. La felicidad y la tranquilidad volvía al rostro de la Señora Neisa, madre de la niña, profesora de profesión. 

La colombiana raptora no supo que decir y alegaba que ella era la progenitora y trataba de convencer a la fiscal. Su esfuerzo fue inutil. Bajaron del piso 7. La niña salió en brazos de la funcionaria de la defensoría de la niñez Rossi Valencia. Llegaron a la caja petrolera donde se encontraba su madre: cuenta ella que la niña dio un suspiro de tranquilidad y se sumergió en su pecho lleno de leche. Un final feliz en un día muy especial.

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