Si lo que buscas
es una opinión centrada en un análisis pormenorizado de estas dos piezas
audiovisuales, déjame decirte que no estás en el lugar correcto. Porque pienso
que esto lo debes hacer desde la primera persona.
Lo que sí puedo
hacer es, comentarte cuáles han sido los hits que golpearon mi visión sobre estas dos películas.
La primera
observación que tengo que hacer es la siguiente: La tremenda acción
publicitaria que cayó sobre ellas, tanto en Netflix como el “boca en boca”. La
segunda es la trayectoria de los que son protagonistas en ambas películas,
siendo o no actores de la mismas. Ese viaje recorrido por Alfonso Cuarón y
Sandra Bullock dan el espacio suficiente como para que nos tomemos el tiempo de
comentar dos expresiones del cine de nuestro tiempo.
Como les comenté,
no puedo caer en detalles minuciosos sobre el Arte de las películas pero sí
sobre las expresiones que me llamaron mucho la atención negativa y positivamente:
En el caso de
Bird Box, que es bueno que lo aclare, no pude terminar de ver. El principio,
por ser ficción, logró atraparme, con la sospecha de que el llamado a la
aventura iba a ser interesante, pero a mitad de camino, luego de observar
fallas garrafales en guión y actuación, decidí por terminar mi experiencia con
las vendas puestas.
En primer lugar,
el concepto de un suicidio masivo, me parece muy agresivo, aunque sea ficción. El
rol de los personajes secundarios: los aliados sobre todo, no tenían
consistencia y solo la presencia de “Malkovich Malkovich”, lograba salvar la mala
resistencia actoral de las escenas.
En segundo lugar,
¿Qué necesidad había de complementar las
escenas de apocalipsis con escenas de sexo mal introducidas, en un contexto
donde la sensación del que mira es de tensión permanente, la eyaculación precoz
de una escena forzada frustra al que supuestamente se va a emocionar con la
peli. Es un error tremendo creer que el cachondeo se va a alinear con el momento que atrapa, como es el
apocalipsis. Es decir, todos quieren saber cómo es o va a ser el fin del mundo;
pero el sexo apurado de uno de los personajes
o dos, no tiene relevancia, porque ni siquiera está en un contexto de climax. No
acompaña.
Y en tercer
lugar, la presencia de las marcas auspiciadoras pisando cadáveres de los que se
auto eliminaron por una visión sin forma, daba terribles sensaciones de
experiencia al nivel emocional. De todas
formas. Esta cajita de pájaros a mi parecer, no tienen lo suficiente como para
detener a un espectador en su butaca, más tiempo del necesario.
Sin embargo, al
otro lado de la calle, Alfonso Cuarón, hace una espectacular presentación de
sus memorias mostrándonos su infancia y el rol de su nana en la historia. Con
el Arte a flor de piel, esta “cinta”, remueve lo más íntimo de la audiencia,
que es la relación con esas personas que rondan en las vidas de otras personas
como sirvientes. Personajes que desandan lugares donde andamos sinuosos y ellos
apresurados para cumplir una acción esencial en la vida de todos: mantener la
casa en orden.
La ilusión del
blanco y negro; el objeto y el sujeto; las relaciones sobreexpuestas en
transiciones. La cámara como testigo evidente de acciones que brotan de una
memoria repreguntada una y otra vez. La historia fluye, aunque pareciera que no
sucede nada.
La conexión que
logra el artista, Alfonso Cuarón, son definitivamente inexplicables. Cuando el espectador
se siente conectado con una escena al que fue llevado con calma y precisión.
Desde la música imperceptible, hasta la utilización de verdaderas bandas
sonoras actuando en plano secuencia. Una demostración de la utilización de lo
simple y sencillo, contrasta con lo moderno de la utilización de la narración
de la historia: ese secretismo austero de voces que susurran solo se pudo haber
logrado con silencios absolutos. Los aviones que pasaban en los planos
detenidos que arrastraban la escena a un movimiento imperceptible.
Lo imposible
logrado como algo posible, volver a la memoria y recrearla con tanto detalle.
Obviamente que estábamos en la mente de su creador, en su plano subjetivo, en
sus emociones e investigaciones recurrentes.
El arte de la
mano de Cuarón es una cita ciegas que vale la pena acudir.
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