Las Papas
fritas de Gino y otras pequeñeces que nos ayudan a crecer
Hay muchas
cosas que se relacionan en nuestro diario vivir. Esas cosas que pasan a nuestro
alrededor sin ni siquiera percibirlas, son las que al final de cuenta mueven
nuestro pequeño mundo y transforman el de los demás.
Hace un par
de semanas hablaba con mi amigo Gino que es propietario de un negocio Fast
Food, vende Sandwiches de Lomitos desde hace más de 15 años y, su negocio ha
ido creciendo poco a poco, pero más aún desde que - hace un año - le
pidieron el desalojo de un pequeño espacio donde estuvo más de 10
años. Aparentemente el lugar era el mejor, ya que los clientes sabían que lo
iban a encontrar “siempre” ahí y, el número de pedidos de su producto era
relativamente el mismo y, le arrojaba una renta para cubrir todos sus gastos.
Pero, no había crecimiento. Luego de que el dueño del inmueble le pidiera
desalojo, las preocupaciones de Gino acrecentaron y, comenzaron a estresarse
por la situación. Dónde podían irse si su clientela solo conocía ese pequeño
espacio donde lo encontraban “siempre”. La primera reacción que tuvo fue la de
poner el puesto callejero, tal como lo hacen muchos en la ciudad. Adaptó una
combi 1970 con los colores de su negocio y metió una plancha para hacer sus
deliciosos lomitos. El cambio fue radical. De estar cómodo en su espacio a
salir a la calle a vender. Perdió un poco la característica del negocio ya que
la atención siempre fue personalizada, además que ofrecía un momento de
entretenimiento por la protección que daba el lugar: techo, televisor, baño,
etc. Pero eso no detuvo a Gino y comenzó a generar otro trato con el cliente. Más
atento y perseverante en la producción del alimento.
Después de
esa experiencia, lo que generó Gino en 1 año, fue más de lo que logró en 10
sentado en el mismo lugar. Aumentó su producción de Lomitos y logró encontrar
otra ubicación para poner su pequeño negocio con los muebles del anterior lugar.
No hubo tiempo para pensar mucho así que se valió de su intuición. Lo sé porque
estuve siguiendo de cerca ese proceso. Entre otros de los logros además de
continuar vendiendo en la misma zona donde sus clientes lo frecuentan, es que
añadió a sus puestos de ventas dos unidades móviles tanto para colocarlos en
otro lugar estratégico de la ciudad como para prestar el servicio de eventos
como los cumpleaños. Y también, logró ingresar a vender a una de las Ferias de
exposición más grande del país, Fexpocruz, donde, a pesar de sus miedos y
dudas, Gino logró posicionar su producto en un ambiente bien competitivo. Es
ahí donde encontró una vez más un nuevo desafío, tan pequeño e insignificante
dirán muchos, pero importante a la vez. Entre la competencia por vender y
lograr cubrir las necesidades de esos hambrientos clientes que van a una feria,
se encontraron con la obligación de incluir entre sus productos, las papas
fritas. Todos tenían menos él. En un área donde había 4 empresas más vendiendo
todo tipo de comida al paso, Fast Food, ellos eran los únicos que no ofrecían
las deliciosas papitas, hecho que provocaba que no vendieran, o que los
clientes tomaran la opción del vecino del lado. Al siguiente día de la feria,
ofreció lo mismo que todos y logró activar de nuevo sus ventas. Un pequeño
detalle lo había dejado atrás, pero la acción inmediata la pudo subsanar. Igual
que hace un año atrás cuando le pedían que desaloje el lugar donde él creía que
era el lugar perfecto.
Gino tiene
más de 50 años, su hijo 20, tiene 2 nietos nacidos el mismo año que él parió
nuevos puestos de ventas. Su padre murió poco antes de su cumpleaños y celebró
casi mudo preparando los Lomitos de Pollo y Res. Sabe que no puede parar, que
tal vez de nuevo le pidan que desaloje y que se vaya a otro lugar, o se
encuentre en la situación de que las papas ya no son el detonante de las ventas
y cambie para adaptarse. Ese callito creado en su espíritu de emprendedor, es
lo que lo perfila como un tipo que mueve la economía, no solo de su familia,
sino de toda una comunidad, ciudad, país…